Claves para desarrollar un proyecto de Animación

Producir un proyecto animado es un proceso muy largo y costoso, e implica muchos quebraderos de cabeza y noches sin dormir para un largo número de personas. Es muy importante por lo tanto que a la hora de iniciar un proyecto de animación sigamos una serie de criterios para asegurarnos que asentamos unas bases sólidas que lo puedan llevar a buen puerto.

A continuación os desgloso los requisitos básicos sobre los que personalmente construyo un proyecto de animación cuando todavía no es más que unas notas en una libreta.  Estas son el armazón sobre el que se sostendrá toda la obra animada y debe ser definido por el director y el productor antes de que ningún otro miembro del equipo entre en el proyecto.

Todo comienza con una idea visión

Erróneamente se suele comentar que la clave para desarrollar un proyecto es tener una idea genial, y es cierto que muchas veces nuestro cerebro comenzará a funcionar apasionado movido por una gran idea, pero detrás de esa idea deben venir muchas otras, iguales o mejores que la primera. Una idea sola no vale de nada, hacer un proyecto animado es una carrera de obstáculos, que solo se vence sucediendo una tras otras buenas ideas, y la única forma de lograr esto es concretando una visión.  Puede surgir una gran película de una mala idea, pero jamás habrá una buena película sin una visión que la haya ido guiando hasta el fin. Lógicamente esa visión debe ser también correcta, y acertar con lo que el público está demandando en ese momento. 

De alguna manera, estamos hablando de la importancia de tener un autor en el proyecto, alguien que se responsabilice de la historia que se cuenta. El productor debe asegurarse de que el autor vuelca en ella sus propias experiencias, ya que lo que realmente uno conoce y ha vivido es lo que puede transmitir con mayor autenticidad. En esta línea, John Lasseter desarrolló para Pixar, y más adelante también para Disney, la filosofía de, en lugar de encontrar una historia y dársela a un director, encontrar a un director que tenga él mismo una buena historia. Antes de introducir la historia dentro de la maquinaria del estudio se debe reflexionar y discutir mucho sobre la visión concreta que se quiere transmitir, para poder luego dar un enfoque claro y solido a todos los equipos. 

Define a tu público

La industria del entretenimiento actual está saturada de contenido, incluida la animación. Lejos han quedado ya esos tiempos en los que había únicamente un puñado de canales y todo el público consumía la misma oferta. En este mercado tan competitivo es obligatorio diferenciarse de la competencia y conocer en detalle los diversos segmentos de la población que pueden convertirse en nuestro público potencial para lograr el máximo impacto sobre ellos.

Lo primero que debemos hacer es dividir a nuestro público en diferentes segmentos. La segmentación de mercado clasifica la audiencia en grupos con características y necesidades semejantes, consiste en conocer cómo esos espectadores se diferencian entre ellos mismos. Son grupos más pequeños, con distintas necesidades, características y comportamientos. Segmentar el mercado no necesariamente quiere decir hacerlo más pequeño, sino que analizamos y ordenamos al público en diferentes grupos. 

thestarLógicamente el presupuesto disponible para la producción juega un papel fundamental a la hora de definir nuestro público. Las grandes superproducciones pueden dirigirse a mayor número de segmentos o a segmentos muy grandes de población, porque contarán con una maquinaria de distribución y marketing que garantizan una mayor recepción. Por el contrario, muchas productoras pequeñas prefieren buscar nichos de mercado concretos donde poder ser ellos los grandes y donde las súper productoras ni siquiera quieran entrar. Cuanto menor sea el segmento que nos dirigimos menor será también el público potencial que lo verá, pero también será mayor el índice de éxito dentro de ese grupo concreto. La película «The Star» (Timothy Reckart, 2017) a pesar de su discreta taquilla fue un gran éxito para Sony Animation, ya que realizaron un producto con un presupuesto muy ajustado orientado a un segmento de población familiar religioso que fue capaz de viajar más allá de su nicho original.

El formato

Debemos considerar nuestros proyectos no como una película o serie independiente, sino como una marca que puede trasladarse a cualquier formato. El proyecto inicial acaba siendo el escaparate que atrae la atención de tu público, permitiendo más adelante explotar la historia y personajes en otros soportes, no sólo dentro del espectro audiovisual, sino también en videojuegos, cómics, libros, cromos, juguetes, etc. que permiten ampliar el universo de nuestra historia y crear una red de interés en el que los diferentes medios se apoyen mutuamente.

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Pensar en tu proyecto como la próxima gran franquicia está muy bien, pero primero debemos centrar todos nuestros esfuerzos en conseguir que eche a rodar en un primer formato. Debemos determinar la mejor primera vía que ha de tomar la historia, es decir, en qué medio funcionará mejor. Si triunfa en este primer formato podremos plantearnos trasladarlo a nuevos. 

Una historia centrada en las acciones de los personajes pide un formato de largometraje, idealmente para estrenar en salas de cine debido a que la concentración del espectador en la pantalla ha de ser mucho mayor, mientras que si se mueve principalmente por los diálogos funcionará mejor para televisión, ya que exige un menor presupuesto y la televisión acepta mejor ser escuchada sin ser vista. 

Las series con una duración indefinida, que van renovándose temporada tras temporada, suelen tener historias abiertas con protagonistas con una personalidades muy definidas y polarizadas. El interés radica en comprobar cómo reaccionan los personajes ante diferentes situaciones y en la interrelación entre ellos, que da lugar a los conflictos de la trama.

Con la llegada de las plataformas ahora mismo se encuentra en auge la producción de series cortas, que se encuentran en un punto intermedio entre el largometraje y la serie larga. Son, por un lado, historias llevadas por la trama, pero por otro lado, con un desarrollo más exhaustivo de los personajes, profundizando más en su personalidad y sus conflictos internos.

Existen también Las pequeñas historias, independientes entre sí pero con un protagonista común, que relatan gags —muchas veces mudos— que han funcionado muy bien en internet y en los móviles, donde la atención del espectador salta muy rápidamente de una ventana a otra. 

Originalidad: Cazadores de insights

Todo está inventado, es imposible crear algo de la nada que nunca nadie haya visto antes, siempre surgirá una película checa de hace un par de años o un poema inglés del siglo XVI que desarrolló una idea muy parecida a la nuestra. Pero eso no es ningún problema. La originalidad no consiste en crear algo nuevo, no es huir de las historias ya establecidas, sino en buscar un nuevo enfoque, una vuelta de tuerca, sobre una realidad preexistente que todos conocemos. De hecho, cuanto más conocida sea universalmente esa realidad que ponemos patas arriba, mayor será el número de personas que les interesará.

Al hablar de originalidad y de tendencias es interesante reflexionar sobre los «insights». Éstos permiten detectar esos lugares comunes a todos nosotros, lo que nos conecta con otros seres humanos y nos hace identificarnos con lo que vemos en la pantalla. Es un conocimiento colectivo, esas situaciones y experiencias que vivimos todos y solo cuando nos son reveladas nos parecen obvias y las reconocemos como verdad. Los insights por lo tanto no se inventan, sino que se descubren después de investigar en profundidad al público al que te diriges y el tema concreto que estás tratando en tu proyecto. La clave del insight es que logra que el público se sienta identificado con la situación que está viendo, con lo que le pasa al personaje, lo que provoca una sensación de empatía e identificación con los personajes. 

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Un insight puede definir todo un proyecto. Por ejemplo, desde los inicios de la animación hasta el año 2000 la industria de la animación había vivido siempre bajo la hegemonía de los estudios Disney, existía un alto número de potenciales espectadores, en su mayoría adolescentes, que tenían la sensación que «los dibujos animados era cosas de niños». DreamWorks fue capaz de detectar ese insight y lanzó con éxito la película Shrek (Vicky Jenson y Andrew Adamson, 2001) con un lenguaje mucho más moderno y una realización más irreverente, que el público recibió con gran entusiasmo. Esto fue detectado como algo nuevo, pero a la vez como una evolución natural de lo que inconscientemente el público pedía. Gracias a este insight, DreamWorks no sólo consiguió el éxito de Shrek, sino que marcó un estilo propio, diferente del marcado por Disney hasta el momento, que redefinió las reglas de la industria.

Una estructura adecuada: Una vuelta a los clásicos

Aunque en esta fase inicial el proyecto está todavía tomando forma, el productor y el director han de tratar de definir a grandes rasgos los clásicos tres actos establecidos por Aristóteles: el planteamiento —que presenta los personajes, su mundo y el conflicto principal—, el nudo, que desarrolla y complica ese conflicto hasta llegar al desenlace, donde se resolverá la historia planteada y se llegará a un nuevo punto de equilibrio.

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Más adelante, a través del paradigma, definiremos los centros de gravedad del planteamiento y el desenlace (conocidos como detonante y clímax) y especificaremos las dos columnas del nudo (los llamados puntos de giro). El armazón del paradigma se completa con los nudos de acción de las subtramas y de los arcos de transformación, que cuentan a su vez con sus propias peripecias estructurales (detonante, puntos de giro y clímax). Las subtramas o relación entre personajes  ayudarán a expresar el tema de forma dramática conectándolo a su vez con la trama. 

El tema: de qué va realmente tu historia

La estructura no deja de ser una herramienta al servicio de lo realmente importante: el tema. Sin una trama correcta no logras interesar a tu público, no le enganchas a la butaca, pero sin el tema no le dejarás huella, no trascenderás. Tu historia será olvidada en el instante que comienzan a aparecer los créditos finales. 

El tema en una película o serie es aquello sobre lo que realmente trata la historia, es la tesis que defiende el autor de cómo ve él una realidad concreta. Estas reflexiones pueden expresar ideas estéticas, literarias, sociológicas, morales, históricas, religiosas, pedagógicas… El ser humano busca conocer la verdad ontológica, la verdad última de las cosas, y una obra se vuelve trascendental y resiste el paso del tiempo cuando logra acercarse a esa Verdad. Todos tenemos esa ansia de búsqueda de la Verdad y aquellas obras que intuimos que han podido ayudarnos a entenderla mejor pasan a ser referencia para la humanidad, y a considerarse obras maestras.

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El tema ha de salir del corazón no del cerebro. Debe ser algo que lleva el autor dentro y que manifiesta sutilmente a través de la trama. Es una experiencia vital, una filosofía que lleva arraigada. Cuando tratamos de diseñar un tema solo con el uso de la razón, sin las pasión detrás, acabamos haciendo algo artificial, sin la honradez del que busca, del que siente, sino con la frialdad del que quiere convencer. 

La capacidad de venta

La capacidad de venta de un proyecto esta principalmente determinada por la calidad de la historia que contamos, que consigue conectar con el público. Pero además podemos desarrollar pequeñas estrategias comerciales externas al mundo de la narrativa que también pueden aumentar la capacidad de venta del proyecto. Algunas de ellas pueden ser la introducción de famosos, tanto en la música como en el doblaje (siempre que sean actores de doblaje profesionales) o haciendo uso de una franquicia, adquiriendo los derechos de un concepto ya existente y que sea conocido por el público (un libro, un cómic, un juguete, un deportista…).

Otra clave consiste en encontrar aspectos comerciales a través de tendencias sociales, ser capaces de captar las corrientes y las tendencias en sus primeras etapas, cuando todavía están encerrados en el subconsciente del resto de la población, de ahí la importancia de conocer las vanguardias y últimas tendencias. Estamos hablando de adelantarnos a la moda, ser los pioneros en los temas narrativos, las ideologías, la estética visual o los últimos avances informáticos del mañana. 

Por último, debemos reflexionar sobre qué hace que nuestro proyecto sea único, diferente a los demás. Debemos definir qué tiene de particular que lo hace sobresalir en un océano de productos genéricos. Reconocer esa ventaja diferencial ayudará a definir mejor la propia visión del proyecto y darle más fuerza comercial. 

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La película «Spider-man into the Spider-verse»  (Persichetti, Ramsey y Rothman, 2018) cumple muchos de estos requisitos. Es una historia narrativamente muy sólida y que parte de una conocida franquicia. Pero lo que más podemos destacar de esta película es su increíble potencia visual, que ha sabido beber de las últimas tendencias visuales que rompen con las reglas de la animación mainstream actual.

Los personajes

Los personajes son el caballo de Troya del relato, los que lograrán entrar en la mente de nuestro público y abrir el camino a nuestro proyecto. Nunca debemos olvidar que una historia es creíble, no por lo que le sucede al personaje, sino por su forma de actuar/reaccionar ante lo que le sucede, ya que es ahí donde el espectador puede sentirse identificado con el protagonista y es cuando realmente se involucra en la historia. Los personajes son el alma de la historia, la clave del éxito.  

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La base definitoria por la que se debe empezar es a través de la personalidad, que está formada por un lado por el temperamento, la inteligencia y la constitución física —rasgos innatos y que no se pueden cambiar—, y por otro lado por el carácter, que tiene un origen cultural, al ser la marca que dejan en la personalidad los actos libres de un individuo, la educación recibida y las experiencias vividas. Cuando planteamos arcos de transformación en los personajes a lo largo de una trama, estos dependerán fundamentalmente de cambios en el carácter, de modificaciones en la conducta, ya que el temperamento resultará invariable.

Pero esto es únicamente el punto de partida, a continuación deberemos definir el personaje hasta hacerlo único, tangible y real. Es recomendable crearse «fichas de personaje» que ayuden a concretar cada personaje en todos sus dimensiones, asignándoles unos objetivos que le darán una motivación a futuro y determinando también la relación entre  ellos y los consecuentes conflictos.

Explorando y definiendo tu mundo

El proyecto se desarrollará en un mundo específico, no sólo con sus personajes, sino también en un entorno concreto por el que se moverán, con un género determinado, un tipo de narrador, un diseño estético, etc. Toda esta información queda encerrada en una biblia de proyecto, donde utilizaremos una metodología creativa consistente en divergir y converger. Primero se investiga y documenta todo lo posible sobre el tema que se quiere tratar en el proyecto; viajar a los lugares donde ocurre la acción, estudiar el contexto donde se quiere desarrollar la historia, entrevistar a personas que hayan tenido vivencias personales parecidas a las de los personajes, profundizar en la psicología del tema que se quiere tratar, etc. Cuanto más exhaustiva es la investigación, más opciones dispondrá el equipo y más rico será el resultado final. Una vez que el equipo dispone de toda la información posible puede ir definiendo su proyecto, eligiendo las ideas que más se adecuan a la visión particular del director y desechando las demás.

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El mundo creado debe ser abarcable, es preferible un mundo pequeño y conocido con detalle por los autores, con unas reglas claras y concretas, que un mundo enorme e indefinido donde todo vale. Como explicaban Katz, Jason y Lasseter en su libro Funny! 

El mundo de una historia debe ser lo suficientemente pequeño como para que la mente de un artista sea capaz de abarcar el universo ficticio, que crea y llegar a conocer con la misma profundidad y detalle con que Dios conoce el que Él creó. Cuanto mayor sea el mundo, más diluido estará el conocimiento que tenga el autor, por lo que contará con menos opciones creativas entre las que elegir, lo que impondrá un mayor uso de clichés en sus guiones. Cuanto menor sea el mundo, más completo será el conocimiento del autor y más opciones creativas tendrá a su disposición. 

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